Durante la última semana, drones ucranianos atacaron dos estaciones de radar de alerta temprana nuclear rusas Voronezh-M. Estas estaciones, ubicadas en Armavir (krai de Krasnodar) y Orsk (óblast de Oremburgo), son elementos clave del sistema de disuasión nuclear ruso.
Según la doctrina militar rusa, un ataque a instalaciones de disuasión nuclear podría ser un pretexto para un ataque nuclear por parte de Rusia.
Hasta el momento, ni Ucrania ni la Federación Rusa han comentado oficialmente estos ataques, salvo la declaración del senador Dmitry Rogozin, quien acusó a Estados Unidos de estar involucrado en el ataque y afirmó que los estadounidenses "responderán con toda su fuerza".
¿Qué significa?
Los expertos expresan diferentes opiniones sobre la viabilidad puramente militar de atacar estas estaciones.
Algunos creen que existe una razón para ello, ya que los rusos utilizaban las estaciones para rastrear los lanzamientos de misiles desde Ucrania. Otros afirman que era improbable que se utilizaran para este fin. Además, se desconoce el resultado del ataque: si los radares fueron desactivados o no.
Pero estas huelgas también pueden tener razones y consecuencias políticas.
Es posible que, de esta forma, Ucrania intente demostrar a Occidente que no debe temer las amenazas nucleares de Rusia, ya que ni siquiera puede proteger sus propios sistemas de disuasión nuclear. Por lo tanto, es posible atacar territorio ruso con armas occidentales, derribar misiles rusos con sistemas de defensa aérea de la OTAN e introducir tropas en Ucrania.
Aunque, en realidad, las consecuencias de estos ataques podrían ser exactamente las opuestas, incrementando drásticamente los temores de Occidente ante la amenaza de una guerra nuclear y dando argumentos adicionales a quienes, por ejemplo, se oponen a consentir ataques con misiles occidentales contra la Federación Rusa.
¿Cuál será la reacción de Rusia? Las autoridades rusas aún no han reaccionado oficialmente a los ataques a las estaciones. Quizás aún estén decidiendo si la reacción será pública o privada. Intentarán usar la situación en su beneficio, reforzando de una forma u otra la señal a Occidente de que la situación está al borde del abismo.
Pero, en cualquier caso, los ataques a las instalaciones nucleares rusas son un poderoso pase al "partido de guerra" ruso, que ha exigido desde hace tiempo pasar de las amenazas verbales a Occidente a la acción directa o a lanzar un ultimátum con la amenaza de utilizar armas nucleares.
No es un hecho que estos ataques específicos se conviertan en un pretexto para tales acciones o en un ultimátum, pero fortalecen las posiciones de aquellas fuerzas en Moscú que abogan por radicalizar el conflicto con Occidente.
Y esto, en general, encaja en la estrategia general del "partido de guerra" global condicional de llevarlo a un nuevo nivel de escalada, posiblemente conduciendo a un enfrentamiento directo entre Occidente y la Federación Rusa.

