Ucrania está adaptando activamente sus aviones militares al uso de bombas aéreas occidentales, informa Forbes. Este paso se debe a la impresión del poder destructivo de las bombas aéreas planeadas por Rusia, que causan pérdidas importantes a las fuerzas ucranianas.
Sin embargo, los socios no podrán suministrar a Ucrania la misma cantidad de bombas que produce Rusia, señala la publicación.
Las bombas deslizantes KAB de 1.100 y 2.200 libras son "armas milagrosas". Y los ucranianos "prácticamente no tienen" contramedidas. Pero pueden contraatacar con sus propias bombas de planificación. Se trata de la munición estadounidense JDAM-ER y la francesa AASM, así como la llamada bomba SDB de pequeño diámetro con un alcance de planificación de hasta 110 kilómetros.
Con ese fin, la Fuerza Aérea de Ucrania está convirtiendo sus 40 o 50 cazas MiG-29 supervivientes, y posiblemente docenas de cazas Su-27 restantes, en bombarderos guiados con precisión.
Se trata de un avance importante en momentos en que la diminuta fuerza aérea ucraniana (sólo un centenar de aviones exsoviéticos en varias brigadas) lucha por igualar la devastadora campaña de bombardeos con planeadores de la mucho mayor fuerza aérea rusa, que cuenta con cientos de Su-30, Su-34 y y Su-35 con cuatro o incluso seis cabinas de pasajeros para cada salida, escribe la publicación estadounidense.
Con la llegada de 85 aviones de combate F-16 ex europeos este verano, la Fuerza Aérea de Ucrania tendrá suficientes aviones para igualar el ritmo de los bombardeos rusos. Lo que claramente les faltará a los ucranianos son bombas.
Según Forbes, es extremadamente improbable que los aliados de Ucrania donen más de unos pocos cientos de bombas de crucero por mes, tal vez sólo una décima parte de lo que Ucrania necesita para igualar la potencia de fuego aérea de Rusia.