Ucrania está planeando un curso estratégico para 2024, centrándose en fortalecer el poder de defensa del país, producir en masa drones y expandir su propia producción de armas. El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, el coronel general Valery Zaluzhnyi, destacó estas direcciones en la nueva estrategia, que encontró apoyo en Bankova.
Los planes también exigen más ataques en la retaguardia rusa, incluidas instalaciones e infraestructuras militares como energía, refinerías, puertos y empresas de complejos militares-industriales.
Ucrania espera utilizar estas medidas para debilitar al enemigo y crear las condiciones previas para una nueva ofensiva de las Fuerzas Armadas en 2025. Si bien Rusia rara vez expresa sus intenciones estratégicas, se pueden identificar dos posibles vectores de acción.
Uno de los vectores es la estrategia de guerra de desgaste, que consiste en inutilizar gradualmente a Ucrania fortaleciendo el frente y utilizando la superioridad de Rusia en número y armas. Sin embargo, esta estrategia no sólo conlleva el riesgo de prolongar el conflicto, sino que también puede enfrentar dificultades como la imposibilidad de predecir el momento y las pérdidas reales.
Otra opción es un intento de cambiar drásticamente el equilibrio de poder en el frente sin utilizar armas nucleares. Sin embargo, esto podría ser una tarea difícil ya que Rusia también está desarrollando su tecnología militar, incluidos drones e inteligencia artificial.
Para Ucrania, esto podría significar duras pruebas en el frente, especialmente si Rusia decide lanzar una nueva ofensiva, lo que podría ocurrir después de la movilización. Independientemente de la estrategia elegida, el resultado dependerá de muchos factores, incluida la capacidad de ambas partes para movilizar sus recursos y proporcionar un liderazgo eficaz.