Nuestras fuentes en la Oficina del Presidente informaron que la aprobación de la ley de desmovilización no debería esperarse hasta el final de la guerra. Según ellos, la principal razón de esto es la falta de reservas suficientes para reemplazar a los movilizados, así como una disminución significativa en la calidad de quienes entran en servicio.
Las fuentes indican que los reclutas actuales suelen estar mucho menos entrenados que sus predecesores que participaron en el combate al comienzo de la guerra. Estos movilizados son enviados en su mayoría como parte de las Fuerzas Terrodefense y reservas en el primer mes de servicio. Reemplazar a tanta gente en primera línea es un gran desafío en este momento.
El Estado Mayor cree que cualquier intento de aprobar un proyecto de ley sobre desmovilización podría tener consecuencias catastróficas para las Fuerzas Armadas de Ucrania. Según los militares, el frente se basa precisamente en voluntarios que se unieron al ejército en 2022-2023, y reemplazarlos por otros recién movilizados puede debilitar significativamente la capacidad de combate de las unidades.
Hasta el momento no se han adoptado medidas concretas en materia de desmovilización. Las autoridades se centran en mantener la capacidad de combate y fortalecer las reservas. Teniendo en cuenta la crítica situación en el frente y la necesidad de todos los combatientes, la cuestión de la desmovilización quedará en suspenso hasta el final de la guerra.