Un escándalo de gran repercusión mediática estalló en Polonia tras un conflicto entre la concejala de Gdansk, Sylwia Cisoni, y un taxista ucraniano. La política fue suspendida del Club de Concejales de la Coalición Cívica, y la situación provocó una gran indignación pública.
Según Tsitsiou, el incidente ocurrió durante un viaje en taxi con sus hijos a un partido de fútbol. Declaró que el conductor presuntamente los dejó en el lugar equivocado, la insultó, intentó escupirle y le roció gas pimienta. Después de eso, la política buscó atención médica.
Sin embargo, un video de la grabadora apareció en internet, donde se ve claramente cómo el concejal usa expresiones vulgares y llama al taxista a "regresar a su país". El propio conductor habló con calma y hablaba bien polaco, lo que contradice las afirmaciones de Cisony. El uso de gas no aparece en el video.
Tras hacerse público el incidente, la política publicó un comunicado en Facebook solicitando la suspensión de su afiliación al partido Iniciativa Polaca y disculpándose por el lenguaje grosero. Al mismo tiempo, insiste en que el fragmento publicado no muestra la situación completa y acusa al conductor de agresión física.
Ambas partes han presentado denuncias ante la policía. Las fuerzas del orden ya han recibido una grabación del taxista y están investigando posibles casos de xenofobia y atentados contra la integridad personal.
El escándalo ha adquirido una dimensión política. La ministra de Educación, Barbara Nowacka, confirmó la suspensión de Cisoni de su cargo. La teniente de alcalde de Gdansk, Monika Habior, calificó el incidente como una "manifestación inaceptable de xenofobia" y recalcó la necesidad de respeto hacia todas las personas.
Según la legislación polaca, los insultos basados en la nacionalidad se castigan con hasta tres años de prisión, y la violación de la integridad física puede acarrear hasta un año de prisión.