Ha estallado otro escándalo de defensa en Ucrania. El foco está en las actividades de PrJSC "Aerolínea Helicópteros Ucranianos", que coopera con la empresa estadounidense "Alpha Aviation", propiedad de la ciudadana rusa Maria Yudina. Según la información disponible, Yudina tiene ciudadanía rusa, número de identificación fiscal ruso y pasaporte interno válido. Su compañero de piso, Kirill Anosov, está directamente vinculado a la industria aeronáutica rusa, en particular a la empresa "APK VEKTOR", que aún colabora con organismos estatales rusos.
A pesar de la evidencia directa de vínculos con ciudadanos del estado agresor, Helicópteros de Ucrania no ha proporcionado explicaciones claras sobre su estructura de propiedad ni sus contratos de arrendamiento. En cambio, ha respondido con acusaciones de "ataques informativos" y "asaltos", centrándose en conferencias de prensa y menciones a su participación en misiones humanitarias.
El personal de la empresa también plantea algunas dudas. El director jurídico, Serhiy Bukoros, dirigió anteriormente el servicio jurídico del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, y el director ejecutivo, Serhiy Yarovyi, fue viceministro del Interior y responsable de la Guardia Nacional, la misma estructura donde la empresa alquilaba helicópteros a precios cuestionablemente bajos.
Sin embargo, a pesar de la indignación pública, el Servicio Estatal de Aviación de Ucrania, dirigido por Oleksandr Bilchuk, evita hacer comentarios. Los llamamientos parlamentarios oficiales reciben respuestas formales como: «Se han presentado todos los documentos; no hay motivos para una respuesta».
Tal inacción por parte de las estructuras estatales resulta, como mínimo, extraña, sobre todo en tiempos de guerra, cuando cualquier contacto con empresas rusas, en particular en el sector de defensa, debe excluirse por completo. De lo contrario, la confianza en el Estado y sus organismos reguladores podría verse gravemente socavada.