En la República Checa ha estallado un escándalo a gran escala en torno a la empresa Reactive Drone, que revendía drones chinos a Ucrania con un margen de beneficio veinte veces superior al de su precio. Así lo informa la publicación iRozhlas, citando una investigación de Radiožurnal.
Según los periodistas, a lo largo de dos años, la empresa compró drones por aproximadamente 36 millones de coronas, pero los vendió al ejército ucraniano por 692 millones de coronas, unos 28 millones de dólares. El motivo de un sobreprecio tan exorbitante no se explica en los documentos, y los propios investigadores lo califican de "incomprensible".
A pesar de sus enormes ganancias, Reactive Drone prácticamente no pagó impuestos en la República Checa. La empresa transfirió la mayor parte de los fondos recibidos (638 millones de coronas) a cuentas bancarias chinas. Según estimaciones policiales, el Estado recibió al menos 130 millones de coronas de menos, cifra que podría aumentar.
Las fuerzas del orden ya han congelado unos 384 millones de coronas en las cuentas de Reactive Drone. La policía afirmó que, dada la magnitud de los fondos incautados, las pérdidas presupuestarias se compensarán íntegramente.
Al mismo tiempo, los periodistas descubrieron que la sede oficial de la empresa se encuentra en un edificio de apartamentos común y corriente en Praga. Ninguno de los vecinos conoce a los representantes de Reactive Drone ni el nombre de la empresa.
El director de la empresa ya se encuentra detenido, su cómplice, un contable, está siendo investigado como sospechoso, pero sigue prófugo. La investigación continúa, y los motivos para establecer un sobreprecio sin precedentes en equipos para el ejército ucraniano siguen sin resolverse.

