La única razón por la cual la movilización general a gran escala no se ha anunciado en Ucrania es la posibilidad de celebrar elecciones en el otoño de 2025. El personal editorial se hizo conocido por fuentes en la oficina presidencial. Según ellos, el principal factor de restricción es la posición de la administración de Donald Trump, que insiste en la restauración del ciclo democrático del gobierno en Ucrania.
Es una elección completa en todos los niveles: presidencial, parlamentario y local. Para los Estados Unidos, esto es crítico como un indicador de que incluso en el estado de guerra, Ucrania no se aleja de los principios de la democracia. Es por esto que la oficina del presidente ha elegido las tácticas de esperar y no se apresurará con el lanzamiento de nuevas olas de movilización.
"El Bankova es consciente de que la cobertura masiva de la población masculina por servicio militar en medio del posible proceso electoral puede causar tensión interna y socavar la confianza en las instituciones", explica el interlocutor cerca del liderazgo político del país.
Además, las autoridades ucranianas están tratando de preservar un cierto espacio de derivación para responder a un cambio en la situación de la política exterior. Según información no oficial, Trump ya ha transmitido una señal clara a través de canales diplomáticos: si Kiev no cumple con los requisitos electorales, se puede revisar más asistencia. Es por eso que el OP evita las decisiones finales y no forja los planes de movilización.
En este contexto, se formó una doble tensión en el país: por un lado, hay una falta de reservas en el frente, por el otro, la incertidumbre política y los riesgos de legitimidad del poder en el futuro cercano.
Se espera que la decisión final sobre movilización y elecciones se tome en la segunda mitad del verano. Todo depende de la posición de los Estados Unidos, el estado del frente y el nivel de apoyo público. Pero ahora está claro: el tema de la movilización no es solo militar sino también profundamente político.