La evolución suele percibirse como un proceso lento, pero el ejemplo de los perros que viven en el territorio de la central nuclear de Chernobyl demuestra lo rápido que pueden ocurrir cambios en ambientes extremos. 40 años después del desastre, los científicos han descubierto importantes diferencias genéticas en estos animales que los separan de otras poblaciones de perros en todo el mundo.
Diferencia genética de los perros de Chernobyl.
Un estudio basado en muestras de sangre de perros ha revelado características genéticas únicas en quienes viven más cerca del reactor. Según Elaine Ostrander, genetista del Instituto Nacional de Salud de EE. UU., la identificación de estos perros sólo fue posible gracias a su perfil de ADN.
Aún no está claro cómo estos cambios genéticos afectan la salud de los animales, pero indican una adaptación activa al entorno de radiación.
Además de los perros, otras especies demuestran adaptación. Por ejemplo:
- Los lobos de Chernobyl, según una investigación, desarrollaron una protección genética contra el cáncer.
- Las ranas arborícolas de la zona son de color más oscuro, lo que probablemente proporciona un mayor nivel de melanina para proteger contra la radiación.
- Las pulgas de agua de los lagos de la zona de exclusión mostraron una mayor diversidad genética en lugares con mayores niveles de radiación.
Posibles razones de la rápida evolución.
Los científicos creen que la radiación puede afectar los cambios genéticos de varias maneras:
- Mutaciones. La radiación puede causar mutaciones genéticas que se transmiten a la siguiente generación.
- Selección natural. Los animales que están menos adaptados a la radiación se extinguen gradualmente, dejando poblaciones capaces de sobrevivir.
A pesar de los importantes avances en la investigación, los cambios genéticos en los animales de la zona de Chernobyl siguen siendo en gran medida un misterio. Esto abre un campo enorme para futuras investigaciones que ayuden a comprender cómo las condiciones extremas pueden afectar los procesos evolutivos.
El caso de Chernobyl es un laboratorio único para el estudio de la adaptación y la evolución, que puede tener implicaciones prácticas para la ciencia del cambio climático, la genética e incluso la medicina.