El envejecimiento es un proceso inevitable, pero los nuevos descubrimientos científicos esperan que sus consecuencias puedan debilitarse significativamente. El estudio, publicado en la revista científica autoritaria Nature , reveló un vínculo importante entre la inflamación crónica, los cambios relacionados con la edad en el cerebro y una hormona particular: la prostaglandina E2.
Esta hormona ha sido conocida por la ciencia durante mucho tiempo: regula los procesos inflamatorios en el cuerpo. Pero ahora resultó que con la edad el nivel de prostaglandina E2 (PGE2) está aumentando significativamente, y esto puede tener consecuencias catastróficas para la salud del cerebro. Particularmente perjudicial fue el receptor EP2, que se activa bajo la acción de PGE2.
Es el receptor EP2 el que inicia el mecanismo de agotamiento crónico de células inmunes: macrófagos. En lugar de consumir energía para proteger el cuerpo, las células lo acumulan, perdiendo eficiencia. Como resultado, la inflamación crónica, los trastornos metabólicos, el deterioro de las funciones cognitivas y el desarrollo de enfermedades relacionadas con la edad, incluida la demencia.
Los experimentos en ratones dieron resultados inesperadamente alentadores. Cuando los investigadores bloquearon la acción del receptor EP2 en roedores de verano, su cerebro mostró un "rejuvenecimiento" notable: los ratones estaban mejor orientados en el espacio, información mejor memorizada y generalmente se comportaban de manera más activa que el grupo de control.
Este descubrimiento es de gran importancia: si puede bloquear o modular de manera segura la acción del receptor EP2 en humanos, puede ser posible reducir la velocidad o incluso apretar parcialmente algunos efectos del envejecimiento cerebral.
Los científicos ya están desarrollando medicamentos que inhiben selectivamente la acción de EP2 y se preparan para los primeros ensayos clínicos en humanos. Esto puede abrir una nueva era en la lucha no solo con el envejecimiento, sino también con enfermedades relacionadas con la inflamación, desde la enfermedad de Alzheimer hasta los trastornos autoinmunes.
Aunque la aparición de drogas efectivas está lejos, este estudio demuestra: el envejecimiento no es una oración. Quizás el futuro de la vejez saludable está más cerca de lo que pensábamos.