La lucha contra la corrupción suele estar asociada con detenciones de altos funcionarios, escándalos mediáticos y registros demostrativos. Sin embargo, la corrupción a menudo prospera en niveles más bajos, donde es más difícil de detectar, y la falta de reformas sistémicas sólo exacerba el problema. Uno de los incidentes recientes, cuando la Oficina de Seguridad Económica (BEB) detuvo el automóvil de un contable de una empresa que suministra alimentos a las Fuerzas Armadas de Ucrania, se convirtió en un claro ejemplo de la magnitud del efectivo que circula en este mercado y de cómo la corrupción sigue siendo invisible para el público en general.
La historia del "Mit prom" y el bloqueo del trabajo.
La semana pasada, la empresa Meat Prom, uno de los proveedores de alimentos para las Fuerzas Armadas, anunció que sus actividades fueron bloqueadas por agentes del orden. Los representantes de BEB bloquearon la capacidad de enviar productos y acceder a los empleados a los lugares de trabajo. La empresa afirmó que no había fundamento para tales acciones y que el bloqueo se produjo en el marco de una investigación sobre un proceso penal por evasión fiscal.
4,7 millones de euros en el maletero: ¿De dónde sale el dinero?
Sin embargo, durante esta investigación, los detectives de BEB descubrieron más de 4,7 millones de euros en efectivo en el maletero del coche del contable de la empresa, cuyo origen la mujer no pudo explicar. Esto sorprendió al público y generó dudas sobre cómo tales sumas podrían haber pasado desapercibidas. El descubrimiento de estos fondos dio motivos para creer que todavía funcionan activamente esquemas de corrupción en el ámbito del suministro de alimentos a las Fuerzas Armadas.
Grupo de empresas Glynynaya: esquemas y maquinaciones
Una investigación más exhaustiva reveló una conexión entre varias empresas que suministran alimentos a unidades militares y un grupo liderado por Tetyana Glinyana. En particular, estamos hablando de las empresas "Grand Consult" y "Active Company", que suministraban productos por valor de miles de millones de grivnas, utilizando transacciones ficticias e inflando los precios de los productos en determinadas regiones.
Entregas ficticias y robo de productos
Como parte de la investigación del SBI, se descubrió un plan criminal según el cual los productos alimenticios suministrados a las unidades militares en realidad no se entregaban o su cantidad se reducía significativamente. Por ejemplo, el jefe del comedor técnico y de vuelo de una de las unidades militares en la región de Kiev organizó la apropiación de parte de los productos y los productos ahorrados se vendieron por dinero. Sin embargo, el excedente de bienes no detuvo a los delincuentes: falsificaron documentos contables, creando la ilusión de entregas repetidas, que nunca se realizaron.
El sistema sigue funcionando.
A pesar de las sospechas anunciadas y del arresto domiciliario de los implicados en el plan, la dirección de las empresas de Glynyana continuó con sus actividades. La investigación reveló aún más pruebas de falsificación de facturas y posible malversación de fondos presupuestarios, que sólo enfatizaron el carácter sistémico de la corrupción en la retaguardia de las Fuerzas Armadas.
Esta historia demuestra cuán profundamente arraigada está la corrupción en el sistema de suministro del ejército. Muestra que la lucha contra la corrupción no puede tener éxito sólo a nivel de arrestos y despidos de ministros de alto perfil. Se deben implementar reformas sistémicas para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en todos los niveles, incluidos los proveedores y el menor soporte de back-end. De lo contrario, la corrupción seguirá socavando la capacidad militar del país incluso en tiempos de guerra.