En el Reino Unido, aún se recuerda la asombrosa pero trágica historia del Dr. Basil Brown, de 48 años, nutricionista y defensor de la alimentación natural, que murió a causa de su creencia fanática en los beneficios de las vitaminas.
Brown era un conocido defensor de un estilo de vida saludable y creía que la ingesta regular de vitaminas podía prolongar la vida. Sin embargo, en 1974, su experimento con una "superdieta" terminó fatalmente cuando un hombre murió por una intoxicación aguda por vitamina A.
Según la investigación, Brown bebió unos 38 litros de zumo de zanahoria en un periodo de diez días, junto con altas dosis de pastillas de vitamina A. Esto le provocó la destrucción del hígado. El forense que realizó la autopsia observó que el hígado presentaba daños similares a los que se ven en personas con alcoholismo crónico.
La causa oficial de la muerte fue casi grotesca: “muerte por adicción al jugo de zanahoria”. Tras el examen, el cuerpo de Brown tenía un tono anaranjado, resultado del exceso de caroteno en el organismo.
Los expertos explican que la vitamina A es liposoluble y que su exceso se acumula en el hígado, convirtiéndose en una toxina. Este fenómeno, conocido como hipervitaminosis A, puede causar daños en los órganos internos, dolores de cabeza y coma.
Brown creía sinceramente que el experimento contribuiría a mejorar la salud, y durante años impartió conferencias sobre nutrición natural, advirtiendo a los demás sobre los malos hábitos. Sin embargo, su propia búsqueda de la salud perfecta fue la causa de su perdición.
Medio siglo después, la historia de Basil Brown sigue siendo un ejemplo clásico de cómo incluso los alimentos más saludables pueden ser peligrosos si se consumen en exceso.

