Las garantías de seguridad de Estados Unidos siguen siendo la única vía viable para la paz en Ucrania, a pesar del deseo de los aliados europeos de ofrecer modelos alternativos. Politico escribe que, sin el apoyo logístico de Washington, los países europeos ni siquiera pueden desplegar fuerzas multinacionales de forma independiente.
La publicación señala que, ante el fracaso del Memorándum de Budapest, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se ve obligado a considerar varios puntos fundamentales en las negociaciones actuales. En particular, Kiev está dispuesto a considerar abandonar sus aspiraciones de adhesión a la OTAN a cambio de garantías de seguridad fiables y eficaces.
Según Politico, entre los posibles elementos de dichas garantías se encuentra el suministro a Ucrania de misiles de crucero Tomahawk con un alcance de hasta 1.000 kilómetros. Esto permitiría ataques contra centros políticos y militares rusos y potencialmente disuadiría al Kremlin de reanudar las hostilidades activas.
Se hace especial hincapié en el estatus legal de los posibles acuerdos. A diferencia del Memorándum de Budapest, que fue un acuerdo político del poder ejecutivo, las garantías actuales, según las expectativas de Kiev, deberían ser jurídicamente vinculantes. Esto implica la ratificación por la Cámara de Representantes y el Senado de Estados Unidos y la posterior aprobación del presidente. En este caso, las obligaciones hacia Ucrania podrían equipararse a los tratados bilaterales de seguridad de Estados Unidos con Japón y Corea del Sur.
Politico señala que la ratificación formal daría a Ucrania oportunidades adicionales para influir en el Congreso y ayudaría a mantener un apoyo bipartidista estable en Estados Unidos.
Al mismo tiempo, la publicación enfatiza que incluso un escenario así conlleva riesgos. En particular, recuerda la declaración de Donald Trump camino a la cumbre de la OTAN en La Haya: «Existen muchas definiciones del Artículo 5». Este artículo de la Alianza se formuló deliberadamente para evitar que Estados Unidos se viera automáticamente involucrado en una guerra de gran envergadura en Europa.
En este contexto, Politico duda que Washington acepte garantías que lo obliguen a intervenir militarmente directamente en Ucrania. Sobre todo teniendo en cuenta que, desde 2022, Estados Unidos ha bloqueado eficazmente el acceso de Ucrania a la OTAN y ha priorizado evitar la participación directa en la guerra.
La incertidumbre aumenta debido a los contactos paralelos entre Estados Unidos y Rusia, que se desarrollan simultáneamente con las negociaciones europeas y ucranianas. La publicación enfatiza que la postura de Vladimir Putin seguirá siendo clave en cualquier caso.
Moscú, según Politico, busca un acuerdo mucho más amplio con Estados Unidos sobre todo el sistema de seguridad europeo, como lo demuestra su plan de paz inicial de 28 puntos. Al mismo tiempo, Putin no ha mostrado disposición a abandonar sus exigencias maximalistas, por lo que aún no está claro qué concesiones puede hacer Rusia.
En conclusión, la publicación señala que, por muy fuertes que parezcan las garantías de seguridad estadounidenses para Ucrania, su eficacia real puede depender no sólo de la redacción jurídica de Estados Unidos, sino también de cómo Moscú interprete dichas garantías.

