Más de la mitad del transporte que Kiev recibió de benefactores y ciudades colaboradoras aún no opera en sus rutas. De los cien autobuses donados a Kyivpastrans, solo unos 60 circulan. El resto están estacionados en parques o han desaparecido por completo de los informes. La situación es similar con los vagones de metro: de los 60 donados por Varsovia, solo un tercio está en funcionamiento. Así lo afirma la investigación del proyecto de YouTube "A la sombra del castaño".
Según los periodistas, parte del equipo se almacena con matrículas extranjeras por no estar matriculado, algunos autobuses necesitan reparaciones y varias docenas más están simplemente "en reserva". La Administración Estatal de la Ciudad de Kiev lo explica por los trámites burocráticos, la falta de pasaportes técnicos y la falta de equipos con sistemas de contabilidad, pero desde hace varios años, las promesas no se han cumplido.
Según Oleksandr Grechko, cofundador de la iniciativa "Pasajeros de Kiev", el problema también radica en la escasez de conductores: después del comienzo de la guerra a gran escala, muchos fueron al frente y nunca se crearon programas a gran escala para atraer nuevo personal, incluidas mujeres.
El destino de los autobuses de dos pisos donados por Berlín es particularmente indignante. En Kiev, figuraban como "de excursión" y nunca se pusieron en servicio, aunque en Alemania sí operaban con rutas regulares. La historia es similar con los vagones del metro: algunos se convirtieron en "donantes" del antiguo material rodante, aunque las autoridades ya habían mostrado estos trenes en vídeos de relaciones públicas.
Los periodistas señalan que en otras ciudades de Ucrania —Mykolaiv, Odesa, Dnipropetrovsk o Járkov— se han integrado autobuses y coches de beneficencia a la red de transporte, mientras que en Kiev están acumulando polvo. Los expertos enfatizan que, si no se modifican los enfoques para organizar el transporte público, la capital corre el riesgo de un colapso del transporte.