El creador de contenido estadounidense Andrew Feinstein llevó a cabo un experimento inusual: guardó su teléfono inteligente en una caja fuerte durante 30 días. Los resultados de las tomografías cerebrales realizadas tras un mes de desintoxicación digital fueron asombrosos.
Antes del experimento, Feinstein tenía problemas de concentración, y los escáneres cerebrales mostraron un desequilibrio en la actividad neuronal en áreas del cerebro responsables de la ansiedad social, el sueño y los estados depresivos. Las áreas con actividad excesivamente alta o baja indicaban que el uso excesivo del teléfono inteligente podría estar empeorando su salud mental.
Si bien la falta de teléfono le ocasionó algunas dificultades —por ejemplo, durante enfermedades o viajes—, la salud de la bloguera mejoró significativamente. El médico describió la mejoría como «la mejor que jamás había visto». Se observaron cambios particularmente notables en la atención sostenida y el control de los impulsos.
Anteriormente, Ella Dove, editora de Woman&Home, realizó un experimento similar: prescindió de su teléfono inteligente durante tres días. Al segundo día, empezó a pasar más tiempo con su esposo, notó una disminución en sus niveles de estrés y mejoró su sueño. Concluyó que una desintoxicación digital le ayuda a aprender a apreciar el presente, a estar más tranquila y a mantener el contacto con sus seres queridos.
Los resultados de estos experimentos confirman que incluso un breve descanso del teléfono inteligente puede tener un efecto positivo en la salud mental, la concentración y el estado emocional general.

