La mayoría de las personas suelen despertarse alrededor de las 3:00 a. m., lo cual no siempre es un signo de alteración del sueño, sino una etapa natural del ciclo nocturno, escribe Ifl Science con referencias al psicólogo y terapeuta cognitivo Greg Murray. Si una persona se acuesta alrededor de las 11:00 p. m., después de cuatro horas de sueño, se completa uno de los ciclos completos, y es común que se despierte brevemente a esta hora.
Una noche de sueño consta de varios ciclos: una fase ligera, una fase lenta y una fase rápida (REM). Entre ellos, la persona puede despertarse brevemente, durante unos minutos, para luego volver a dormirse. El problema no radica en el despertar en sí, sino en la ansiedad que se instala en este momento: los pensamientos negativos intrusivos pueden convertir una breve vigilia en un insomnio prolongado.
Greg Murray recomienda herramientas sencillas que te ayudarán a calmar rápidamente tu mente y volver a dormir: practicar la meditación de atención plena (centrándote en tu respiración o sensaciones corporales) o, si eso no ayuda, leer un libro para distraerte de los pensamientos obsesivos.
Además de las razones psicológicas, los investigadores también plantean hipótesis sobre la influencia de factores químicos ambientales: ciertos compuestos en los plásticos domésticos pueden afectar los ritmos circadianos y desplazar el "reloj interno" en un promedio de unos 17 minutos, similar al efecto de la cafeína; esto puede dificultar conciliar el sueño y despertarse.