Últimamente, muchas personas se han quejado de lo mismo: parecen dormir de 7 a 8 horas, pero por la mañana siguen con la cabeza pesada, los músculos algodonosos y la sensación de haber perdido la noche por completo. Los médicos afirman que, en la mayoría de los casos, el problema no es la duración del sueño, sino cómo se prepara uno para dormir y en qué condiciones se duerme.
Lo primero que destruye silenciosamente la recuperación es un régimen caótico. Si hoy te acostaste a las 22:45 y mañana a la 1:30, el cuerpo no tiene tiempo de ajustar su reloj interno. Incluso con suficientes horas, el cerebro no entra en las fases profundas del sueño de forma estable. Al cuerpo le encanta la previsibilidad: acostarse y levantarse a la misma hora (incluidos los fines de semana) funciona mejor que decir "dormiré hasta la hora de comer el domingo".
El segundo hábito que afecta el sueño más de lo que crees son las pantallas en la cama. La luz del teléfono, la laptop o la televisión detiene la producción de melatonina, la hormona que le dice a tu cerebro: "Es hora de dormir". Como resultado, estás físicamente acostado, pero tu sistema nervioso sigue conectado, igual que durante el día. Lo ideal es pasar una hora antes de acostarte sin pantallas brillantes. Si eso te parece poco realista, al menos activa un filtro amarillo cálido y reduce el brillo.
Otro factor desagradable es cómo pasas la noche. Hay dos polos, y ambos son perjudiciales: por un lado, la deshidratación durante el día (sobre todo si bebes mucho café y casi nada de agua), por otro, una cena copiosa y tardía. Cuando el cuerpo carece de líquidos, se despierta en mitad de la noche estresado. Al comer justo antes de acostarse, el sistema digestivo se ve obligado a trabajar, en lugar de descansar contigo. Lo más cómodo para el cuerpo es una comida ligera 2-3 horas antes de acostarse y un régimen de bebidas normal durante el día, en lugar de "recordar el agua a las 23:10".
Hay otra cosa que a menudo se olvida: el oxígeno y el estrés. Si has estado sentado en la oficina o en casa todo el día, prácticamente sin salir ni moverte, el cuerpo puede estar cansado mentalmente, pero no fisiológicamente. En este estado, puedes quedarte dormido, pero el sueño será superficial e intranquilo. Un paseo corto por la noche, aire fresco y al menos una actividad mínima le dan al cuerpo la señal de que "el ciclo ha terminado, puedes desconectar". Es algo muy simple, pero la diferencia se nota literalmente a la mañana siguiente.
¿Qué puedes hacer al respecto hoy? Establece tu hora de dormir, retira el teléfono de la almohada, ventila la habitación y no te sobrecargues el estómago antes de dormir. Esto no es un "truco", es la base de la higiene del sueño. Y lo más interesante: cuando funciona, la sensación de cansancio matutino desaparece no por dormir más horas, sino porque esas horas se vuelven de mejor calidad.

