El aroma del café recién hecho es un símbolo esencial de una mañana perfecta para millones de personas. Te despierta, te da energía y te ayuda a prepararte para la jornada laboral. Pero a menudo, junto con el placer, vienen sensaciones desagradables: acidez, pesadez o malestar estomacal. ¿Significa esto que hay que dejar el café? En realidad, no. Es importante entender que el problema no siempre está en la bebida en sí, sino en cómo se consume.
¿Por qué el café puede irritar el estómago?
Los granos de café contienen ácidos orgánicos, como el ácido clorogénico, que estimula la producción de jugo gástrico. Para una persona sana, esto puede pasar desapercibido, pero para quienes padecen gastritis o mucosas sensibles, esta reacción suele causar molestias.
Aquí es donde entra la leche. Gracias a la caseína, que une los taninos, y al calcio y la grasa, que neutralizan parcialmente la acidez, el café con leche es mucho más suave para el sistema digestivo. Sin embargo, para quienes son intolerantes a la lactosa, esta opción puede acarrear nuevos problemas.
Cómo hacer que el café sea más seguro
La leche no es para todos, pero hay otras formas de disfrutar tu bebida favorita sin dañar tu estómago:
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beber café sólo después de las comidas, no con el estómago vacío;
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prefiero un tueste más oscuro, que es menos ácido;
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elija café frío, que tiene la mitad de cantidad de ácidos;
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Utilice leche vegetal (de avena o de almendras) sin azúcar añadido.
No hay una respuesta universal al debate de "solo o con leche". Para las personas con estómagos sensibles, un latte o un capuchino serán una opción más segura, mientras que quienes están acostumbrados a tomar café sin aditivos pueden evitar consecuencias desagradables si siguen unas sencillas reglas.
Lo principal es escuchar a tu cuerpo y encontrar el equilibrio entre placer y bienestar. Así, el café no solo será tu bebida favorita, sino también un verdadero aliado, no un enemigo, de tus mañanas.