El 8 de noviembre, según el nuevo calendario, los ucranianos ortodoxos celebran una de las festividades cristianas más veneradas: el Concilio del Arcángel Miguel y las demás Fuerzas Celestiales Incorpóreas. Según el antiguo calendario juliano, esta fecha corresponde al 21 de noviembre.
En las Sagradas Escrituras, el arcángel Miguel es llamado «el líder del ejército del Señor» y el principal luchador contra las fuerzas del mal. Es él quien dirige el ejército celestial y se le considera defensor de la humanidad, intercesor y guía de la justicia divina. En este día, la Iglesia honra no solo a él, sino también a los demás arcángeles: Gabriel, Rafael, Selafiel, Uriel, Jehudiel, Baraquiel y Jeremiel.
El nombre Miguel se traduce del hebreo antiguo como «¿Quién como Dios?», es decir, nadie es igual al Todopoderoso. La palabra «ángel» significa «mensajero», y «archi» significa el más alto grado de servicio. De ahí el título de «archistrátigus» —el comandante en jefe del ejército celestial—. En los iconos, Miguel se representa con armadura militar, con una espada o lanza, con la que derrota al diablo.
En Ucrania, el Arcángel Miguel es especialmente venerado. Cientos de iglesias llevan su nombre, y en Kiev es el patrón celestial de la ciudad. El Monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas, el escudo de armas de la capital que representa al arcángel y una escultura en la Plaza de la Independencia son recordatorios simbólicos de su presencia en la historia y la vida espiritual del país.
Según el antiguo rito, el 8 de noviembre se honra también al santo mártir Demetrio de Tesalónica, discípulo del apóstol Pablo, hacedor de milagros y patrono de los soldados. A pesar de la transición de la OCU al nuevo calendario juliano, las parroquias y comunidades de Ucrania conservan el derecho a elegir libremente el rito que prefieran para su vida litúrgica.
Según la tradición popular, se reza a San Miguel pidiendo justicia, sanación y ayuda en casos difíciles. Se cree que en este día, las oraciones son especialmente poderosas durante los juicios y las pruebas de la vida. La festividad también marca el fin de las labores del campo, por lo que, desde tiempos antiguos, los ucranianos preparan una mesa abundante, invitan a amigos y familiares, y creen que cuantos más amigos asistan, mayor será el apoyo que recibirán durante todo el año.
Entre las tradiciones cotidianas se encuentra ir a los baños termales o nadar como símbolo de purificación espiritual antes del invierno. Este día también se considera propicio para las bodas: un matrimonio celebrado en San Miguel se considera bendecido.
Al mismo tiempo, también existen prohibiciones. En este día, no se debe discutir, enojarse, envidiar, quejarse ni desearle mal a nadie. No se recomienda realizar trabajos pesados, especialmente con herramientas afiladas como hachas, cuchillos o sierras. Según la creencia popular, las heridas sufridas en este día tardan mucho en sanar, por lo que el pan ni siquiera se cortaba, sino que se partía con las manos.
En cuanto al tiempo, los letreros populares dicen: desde Mikhailov, el verdadero invierno ya está cerca. Nuestros antepasados observaban atentamente las señales de la naturaleza:
Escarcha matutina: a fuertes heladas invernales;
niebla: al deshielo;
aguanieve: a abundantes lluvias primaverales;
amanecer rojizo: a largos períodos de frío.
Según antiguas creencias, si nieva hoy, nevará también en Pascua. Dicen que «Miguel trajo el invierno en un caballo blanco».

