Los médicos enfatizan que el volumen diario de líquidos depende de muchos factores: la actividad física, la constitución corporal y las condiciones climáticas. Para las mujeres, la norma es de 1 a 1,8 litros al día, para los hombres, de 1,3 a 2,2 litros. El consumo insuficiente de agua puede provocar graves problemas de salud.
La deshidratación puede camuflarse en hambre. Si constantemente sientes ganas de picar algo después de comer, es posible que tu cuerpo esté intentando retener líquidos. En estos casos, te conviene beber primero un vaso de agua; esto puede ayudarte a reducir el hambre.
No beber suficiente agua puede contribuir a los dolores de cabeza. El agua puede ayudar a aliviar las molestias y reducir la necesidad de analgésicos. Si ya tienes mucha sed, significa que estás gravemente deshidratado.
El agua es esencial para una digestión normal. La ingesta insuficiente de líquidos ralentiza el paso de los alimentos por el tracto digestivo, lo que puede causar estreñimiento y aumentar el riesgo de hemorroides.
En climas cálidos y durante el ejercicio, la deshidratación puede provocar un golpe de calor: debilidad, piel seca y fiebre. En estos casos, es necesario beber abundante agua y consultar a un médico.
El cerebro humano está compuesto en un 80% de agua, por lo que incluso una deshidratación leve puede afectar negativamente la concentración y la memoria. La deshidratación grave puede manifestarse como confusión.
No beber suficiente agua aumenta la carga de trabajo del corazón, lo que puede provocar taquicardia. Para ayudar al cuerpo, se recomienda empezar el día con un vaso de agua.

