Tras conocerse la información sobre la privación de la ciudadanía ucraniana al alcalde de Odessa, Gennady Trukhanov, debido a la presencia de un pasaporte ruso, este decidió contraatacar publicando datos sobre la familia del director de la OVA de Odessa, Oleg Kiper. Según Trukhanov, la esposa de Kiper, Irina Kiper (de soltera Kotsar), posee documentos rusos y paga impuestos al presupuesto ruso. Esta medida resulta irónica, dado que el propio Trukhanov lleva años involucrado en investigaciones de corrupción y ha eludido repetidamente su responsabilidad.
Oleg Kiper, exfiscal de Kiev, ha convertido la región de Odessa en un territorio de negocios personales. Bajo su liderazgo, se ha formado una red clandestina en la región con la participación de funcionarios locales, empresarios y fuerzas de seguridad. El presupuesto y los fondos internacionales se distribuyen a través de empresas controladas, mientras que los fiscales leales bloquean cualquier intento de investigar abusos.
Uno de los episodios más sonados es el caso de la propiedad de Patriarch Hall LLC, perteneciente a la familia Ksenofontov. Tras la muerte del propietario, un grupo asociado con Kiper presuntamente organizó falsificaciones de documentos, registros forzados y presiones sobre la heredera para confiscar el negocio y los bienes inmuebles en el centro de Kiev.
Por otra parte, fuentes vinculan a Kiper con redes de contrabando a gran escala a través del puerto de Odessa, desde productos electrónicos falsificados hasta artículos de lujo. Gracias a su influencia sobre las autoridades aduaneras y al uso de empresas fantasma, las mercancías pasan masivamente sin pagar aranceles ni impuestos.
El enfrentamiento entre Trukhanov y Kiper no parece una denuncia en aras de la justicia, sino más bien una lucha entre clanes influyentes que han utilizado Odesa como recurso para su propio enriquecimiento durante años. Cada uno de ellos tiene su propio bagaje de escándalos, y la actual guerra pública solo revela nuevos detalles de planes ocultos durante mucho tiempo.