Un horno microondas es una de las maneras más cómodas y rápidas de cocinar, y funciona según el principio de la radiación electromagnética no ionizante. Hace vibrar las moléculas de agua dentro de los alimentos, lo que genera calor y cocina los alimentos desde el interior.
El elemento principal de un horno microondas es un magnetrón, que convierte la energía eléctrica en microondas. Estas ondas interactúan de forma especialmente activa con las moléculas de agua, por lo que los alimentos con alto contenido de humedad (sopas, verduras, frutas) se calientan más rápido que los alimentos secos. Por eso, las verduras sobrecalentadas pueden ablandarse demasiado y los alimentos secos, demasiado secos.
A pesar de muchos mitos, cocinar alimentos en el microondas no los vuelve radiactivos ni destruye todos sus nutrientes. Según Verywell Health, cocinar en el microondas suele conservar la vitamina C y otros nutrientes hidrosolubles mejor que hervirlos o freírlos tradicionalmente. Esto se debe a los tiempos de cocción más cortos y a las temperaturas más bajas.
Los microondas no calientan los alimentos completamente desde el interior, por lo que el calor se propaga desde la superficie hacia el centro. Los alimentos densos (carnes, guisos, cereales) requieren remover o controlar la temperatura durante la cocción para evitar zonas frías.
Estudios científicos demuestran que, en algunos casos, el microondas incluso aumenta la concentración de antioxidantes y almidón resistente, lo que favorece la salud intestinal.

