Noruega, uno de los países que apoyó activamente a los ucranianos, se ve obligada a cambiar su política de asilo. La Ministra de Justicia de Noruega, Emily Enger Mel, anunció la decisión de poner fin a la concesión automática de asilo a todos los refugiados ucranianos.
En dos años y medio, Noruega aceptó a unos 85.000 ucranianos, lo que, según Oslo, es más que todos los países vecinos.
"No podemos aceptar una proporción desproporcionadamente grande de personas desplazadas en comparación con países similares, como los países nórdicos", afirmó la ministra de Justicia, Emily Enger Mehl.
A partir de ahora, los servicios de migración noruegos considerarán las solicitudes de asilo de forma individual y sólo de seis regiones occidentales (Lviv, Volyn, Zakarpattia, Ivano-Frankivsk, Ternopil y Rivne).