La salud cardíaca no depende únicamente de la edad, ya que los problemas cardiovasculares pueden presentarse incluso en personas sin factores de riesgo evidentes. Un indicador importante a tener en cuenta es la frecuencia cardíaca (FC). Puede ser el primer indicador en advertir de un peligro.
La frecuencia cardíaca debe medirse en reposo, en condiciones cómodas, sin estrés físico ni emocional. Un pulso normal oscila entre 60 y 100 latidos por minuto. Si las lecturas superan estos límites, podría ser señal de problemas cardíacos.
El cardiólogo Yuri Konev señala: si el pulso supera los 150 latidos o no se detecta, debe llamar inmediatamente a una ambulancia. Esta es una condición potencialmente peligrosa que puede indicar una arritmia grave u otros trastornos críticos.
Se debe prestar especial atención a una frecuencia cardíaca en reposo constantemente alta. Si la frecuencia cardíaca se mantiene por encima de 90 latidos por minuto durante una hora, esto puede ser un signo de taquicardia. En personas jóvenes, esta afección a veces se asocia con el funcionamiento del sistema nervioso, pero en personas mayores es una señal alarmante de posibles alteraciones cardíacas.
"No se debe automedicar el corazón ni tomar medicamentos sin consultar a un médico. Si el pulso no se calma, es motivo de consulta", enfatiza Konev.
Para mantener un corazón sano, el cardiólogo aconseja moverse más: al menos 10.000 pasos al día, utilizar menos el coche y también nadar, que entrena suavemente el sistema cardiovascular y aumenta la resistencia.
El control regular de los indicadores (presión arterial, índice de masa corporal, lípidos, niveles de glucosa y hemoglobina glucosilada) ayudará a identificar problemas a tiempo y evitar complicaciones graves.