Ayer, las fuerzas rusas lanzaron ataques masivos contra la infraestructura energética de Ucrania, causando cortes de energía en grandes partes de Kiev y varias regiones, así como interrupciones en el suministro de agua, según medios internacionales y fuentes ucranianas.
Según The Telegraph, estos ataques se consideran el comienzo de un nuevo —ya cuarto— invierno de ataques rusos a gran escala contra el sector energético de Ucrania, cuyo objetivo, según la publicación, es privar a la población civil de calefacción y luz y debilitar el apoyo a la resistencia. En las últimas semanas, los bombardeos rusos contra instalaciones energéticas se han intensificado significativamente: el 3 de octubre, casi 100 drones y misiles fueron disparados contra instalaciones en las regiones de Járkov y Poltava, destacan los autores del material.
Kiev ha informado a sus aliados que los últimos ataques han mermado aproximadamente el 60% de la capacidad de producción de gas de Naftogaz, dejando a Ucrania con casi 3.000 millones de dólares para importar combustible y mantener a sus ciudadanos abrigados durante el invierno. La capital ha solicitado a los países del G7 asistencia financiera y técnica, así como sistemas de defensa aérea adicionales.
En la noche del 10 de octubre, una nueva ola de huelgas en Kiev provocó cortes parciales de electricidad en los distritos de Holosiivskyi, Darnytskyi, Desnianskyi, Dniprovskyi, Podilskyi y Svyatoshynskyi. Las autoridades locales implementaron horarios de apagones. También se reportaron cortes de suministro de agua en algunas regiones.
Se registraron consecuencias especialmente trágicas en la región de Zaporizhia: un niño de 7 años murió durante el bombardeo y sus padres resultaron heridos; las instalaciones de gas de la región también resultaron dañadas. Se está difundiendo información sobre otras víctimas y el panorama completo de la destrucción.
Paralelamente, Ucrania intensifica sus ataques de largo alcance contra refinerías y oleoductos rusos, lo que dificulta el acceso del enemigo al combustible. Sin embargo, los daños causados al sector energético ucraniano ya han obligado a comprar más combustible y a reparar la infraestructura; las autoridades están calculando actualmente los costos mensuales y anuales.