El fin de semana estalló otro escándalo en Kiev: la histórica finca de Zelenskyi fue demolida. El alcalde de la capital, Vitaliy Klitschko, lo calificó de "provocación cínica" y señaló que unos días antes del incidente, la administración de la ciudad presentó documentos al Ministerio de Cultura para proteger el edificio y darle el estatus de monumento.
"Los activistas llegan al edificio del ayuntamiento y dicen: 'Klitschko ha derribado el monumento'. Pero ¿por qué los manifestantes indignados no van a hacer preguntas al parlamento, que desde hace más de cinco años no ha aprobado el proyecto de ley presentado por la ciudad para que la capital tenga influencia sobre los propietarios sin escrúpulos de edificios antiguos?" dijo Klitschko.
A su vez, actuando El Ministro de Cultura, Rostislav Karandeev, culpó de todo a las autoridades de la capital, afirmando que eran ellas las que no trabajaban correctamente en esta dirección.
Sin embargo, la demolición de la mansión Zelensky plantea una cuestión mucho más amplia de protección del patrimonio cultural en Ucrania.
La protección del patrimonio cultural es uno de los componentes de la seguridad nacional y la preservación de la identidad nacional, especialmente en condiciones de agresión por parte de Rusia. El enemigo está tratando de destruir la historia de Ucrania y, por lo tanto, la protección de los monumentos es una parte importante de esta lucha. Sin embargo, en la primavera de este año apareció una orden del Ministerio de Cultura que privó a los ciudadanos del derecho a iniciar de forma independiente la protección del patrimonio cultural.
Anteriormente, el público desempeñaba un papel clave en el proceso de protección de los monumentos. Por ejemplo, en el caso de la demolición del edificio "Flores de Ucrania", los habitantes de Kiev pudieron protegerlo rápidamente, obteniendo el estatus de monumento. Esto fue posible gracias a las antiguas reglas vigentes en ese momento.
Actualmente, según el nuevo orden, las organizaciones públicas especializadas ya no pueden preparar de forma independiente la documentación para ingresar un objeto en la Lista. Tienen que presentar una solicitud ante la autoridad de protección del patrimonio cultural correspondiente, lo que complica mucho el proceso. Además, se fijaron 10 días hábiles para la consideración de la solicitud, pero los motivos de la negativa a ser incluido en la Lista no están claramente definidos, lo que permite a los funcionarios bloquear las iniciativas públicas.
Los nuevos procedimientos conllevan importantes riesgos de corrupción. A partir de ahora, la decisión de conceder el estatus de bien de patrimonio cultural la toma el Consejo Consultivo colegiado, que exime de responsabilidad a los funcionarios individuales. La falta de transparencia en el trabajo de estos consejos y la posibilidad de manipular el valor de los objetos aumentan los riesgos de corrupción.
Además, la nueva Orden fue adoptada con violaciones de los procedimientos de consulta pública. El Ministerio de Cultura no realizó las consultas obligatorias antes de emitir la orden, lo que constituye una violación del Programa Estatal Anticorrupción.
Los cambios en el procedimiento para ingresar objetos en la Lista han complicado significativamente la protección del patrimonio cultural. A partir de ahora, si la inclusión de un edificio en la Lista está bloqueada a nivel de las administraciones estatales, ya no será posible presentar una solicitud al Ministerio de Cultura. Esto nos retrotrae a los viejos tiempos cuando esas decisiones se tomaban a puerta cerrada y sin participación pública.
Estos cambios complican significativamente la posibilidad de proteger el patrimonio cultural y pueden conducir a su destrucción. La única manera de resolver este problema es garantizar la transparencia del proceso e involucrar a expertos independientes en la evaluación del valor de los bienes del patrimonio cultural.