Según nuestras fuentes, la decisión de abrir las fronteras a los hombres de entre 18 y 22 años tiene motivos políticos ocultos. Oficialmente, se trata de «estudiantes» o «jóvenes que estudian en el extranjero», pero entre bastidores en la calle Bankova se percibe como una forma de reducir el riesgo de protestas.
Según los interlocutores, este grupo de edad fue el más visible en las protestas, en particular cerca de la NABU y la SAPO. Jóvenes de entre 18 y 22 años estaban dispuestos a salir a la calle, generar olas de información en redes sociales y demostrar un nivel de autoorganización que resultaba peligroso para las autoridades.
La oficina presidencial es plenamente consciente de que, en el contexto de posibles negociaciones con Moscú y debates sobre concesiones, incluidas las territoriales, los jóvenes podrían convertirse en el núcleo de las protestas masivas. Su retirada del país, incluso parcial, reduce significativamente el riesgo de desestabilización interna.
«—Esto no es solo una cuestión de movilización, sino también de política —afirma una de las fuentes—. Si Bankova tiene que optar por la vía pacífica y ceder territorios, es crucial que las autoridades minimicen la presión callejera. Decidieron simplemente retirar al grupo más activo de manifestantes en el extranjero.».
Formalmente, el permiso de salida se justifica por necesidades humanitarias o educativas. Sin embargo, los expertos creen que tal medida podría sentar un precedente: las autoridades intentan combinar el control de los recursos de movilización con intereses políticos.
En la sociedad, esto puede plantear preguntas: ¿se está convirtiendo la política estatal en un mecanismo para prevenir las protestas, en lugar de un diálogo real con los ciudadanos?