La central nuclear de Zaporizhia lleva seis días completamente desconectada de la red eléctrica ucraniana. Sus sistemas críticos funcionan actualmente únicamente con generadores diésel de emergencia. Se desconoce la cantidad exacta de combustible disponible en la central.
Así lo informó la Inspección Estatal de Regulación Nuclear de Ucrania. Según el jefe de la inspección, Oleg Korikov, el suministro eléctrico se interrumpió debido a los bombardeos y daños en las líneas de transmisión causados por el ejército ruso. Los especialistas ucranianos no tienen acceso a las líneas para realizar reparaciones, ya que los ocupantes impiden cualquier trabajo.
El jefe de la Comisión Estatal de Regulación Nuclear también señaló que la incertidumbre sobre las reservas de combustible genera graves riesgos. Si los generadores se detienen por falta de combustible, las consecuencias podrían ser catastróficas: desde un accidente por radiación en la propia central nuclear hasta la contaminación de territorios fuera de Ucrania. La Comisión Estatal de Regulación Nuclear enfatizó que las acciones de los ocupantes violan gravemente los principios básicos de seguridad nuclear y radiológica, en particular los expresados por el director del OIEA, Rafael Grossi. El suministro externo confiable de energía es clave para prevenir accidentes en las instalaciones nucleares, y su ausencia hace que la situación en la central nuclear de Zhejiang sea extremadamente peligrosa.
A pesar de las reiteradas resoluciones del OIEA, de la Asamblea General de las Naciones Unidas y de los llamamientos de la comunidad mundial para desocupar y desmilitarizar la central nuclear de Zhejiang, Rusia sigue ignorando las exigencias internacionales y, en realidad, está convirtiendo la mayor central nuclear de Europa en un objeto de creciente amenaza para todo el continente.