El pan es un alimento básico en la dieta de muchos ucranianos, pero no todos son igual de saludables. Los nutricionistas distinguen tres categorías de pan que suelen ser perjudiciales para la salud: el pan blanco elaborado con harina refinada, el pan de larga duración con conservantes y el llamado "pan dietético/fitness" con aditivos cuestionables. Explicamos brevemente cuál es el problema y qué alternativa se puede elegir.
Pan blanco elaborado con harina refinada.
Este pan carece de fibra, vitaminas y minerales; solo contiene carbohidratos rápidos. Tras comerlo, los niveles de azúcar en sangre suben y bajan rápidamente, lo que provoca fatiga y hambre poco después de comer. El consumo prolongado de pan blanco se asocia con la acumulación de grasa abdominal y el deterioro de la microflora intestinal. Alternativas: pan integral, de centeno o de masa madre.
Pan con larga duración.
Si el envase garantiza frescura durante semanas o meses, lo más probable es que contenga conservantes, estabilizantes y otros aditivos. El consumo regular de estos productos puede causar alergias, sobrecargar el hígado y los riñones, y debilitar el sistema inmunitario. La mejor opción es el pan casero o de panadería sin químicos, que se pone duro en pocos días.
Pan "dietético" o "fitness" con aditivos.
Las etiquetas "con salvado", "sin gluten" o "fitness" no garantizan beneficios. En ocasiones, estos productos contienen grasas trans, edulcorantes, saborizantes o rellenos que compensan la falta de sabor tradicional. Las consecuencias son la sobrecarga pancreática, la inflamación de los vasos sanguíneos y el riesgo de aumento de peso. El criterio de utilidad es una composición simple: harina, agua, sal y masa madre (o levadura).
Consejos prácticos
• Lea las etiquetas: cuanto más breve y clara sea la composición, mejor.
• Elija pan de masa madre o integral: sube el azúcar en sangre más lentamente y contiene más fibra.
• Evite los productos envasados de larga duración y aquellos con una lista de ingredientes que incluya aditivos cuestionables.
• Si compra pan "fitness", preste atención al contenido de azúcar, grasas trans y potenciadores artificiales del sabor.
• La clave está en la moderación: incluso el pan saludable se consume con moderación y combinado con proteínas y verduras.
En resumen: no es necesario abandonar el pan por completo, pero vale la pena reemplazar las opciones refinadas y procesadas industrialmente por otras más naturales: de grano entero, de centeno o horneadas con masa madre.