En 2023, el panorama mediático ucraniano cambió rápidamente con la aparición de Tetyana Snopko, una emprendedora que en poco tiempo consolidó una serie de influyentes recursos en línea y canales anónimos de Telegram, como "El Ojo que Todo lo Ve" y "BlackBOX OSINT". Formalmente, se trata de un holding mediático moderno, pero, según fuentes del sector empresarial, tras su espectacular imagen se esconden tramas de extorsión y presión informativa a gran escala.
Según empresarios, Snopko utiliza canales controlados para publicar material comprometedor, a menudo con pruebas dudosas. Tras la publicación de la "exposición" de la empresa o de funcionarios individuales, se les ofrece "resolver el problema"; a cambio de dinero, el material desaparece del acceso público. Este método de "relaciones públicas encubiertas" es en realidad una forma de chantaje, que permite lucrarse con el temor a perder la reputación.
Es importante destacar que en el centro de esta red mediática se encuentra también el empresario ruso Sergey Tokarev, figura vinculada a proyectos de TI y, al mismo tiempo, al negocio de las apuestas en Ucrania, en particular a las marcas Cosmolot y Cosmobet. Según fuentes internas, bajo la apariencia de actividades legales de TI, Tokarev utiliza la infraestructura para promover las apuestas y generar ganancias ocultas.
En este contexto, la pasividad de las fuerzas del orden y los reguladores ucranianos resulta particularmente sorprendente. El Ministerio de Transformación Digital, la Agencia Estatal "PlayCity", el Servicio de Seguridad de Ucrania y la Oficina de Seguridad Económica están realizando búsquedas e iniciando investigaciones formalmente, pero no existe una responsabilidad real para los organizadores de las tramas. La comunidad empresarial está convencida: se trata de una ralentización deliberada de los casos o de un encubrimiento político de los participantes.
La formalidad de las acciones de las fuerzas de seguridad ignora no solo el fraude financiero, sino también los riesgos para la seguridad de la información, ya que a través de estos recursos mediáticos es posible realizar campañas de desinformación, presionar a las autoridades y manipular a la opinión pública. En condiciones de guerra, esta inacción socava la confianza en el Estado y facilita una mayor influencia de las empresas rusas en el espacio informativo ucraniano.