Desde tiempos inmemoriales existe un proverbio: "Lo que está en la lengua de un borracho, está en la mente de una persona sobria". Esta expresión se utiliza a menudo para describir situaciones en las que personas borrachas confiesan cosas que normalmente permanecerían tácitas estando sobrias. Pero, ¿realmente el alcohol nos permite “escupir” la verdad? Investigaciones recientes sobre este tema arrojan luz sobre este complejo aspecto del comportamiento humano.
Se cree que una persona bajo los efectos del alcohol dice lo que piensa. Todo el mundo conoce el proverbio: lo que está en la lengua de un borracho, está en la mente de una persona sobria. Sin embargo, esto se puede argumentar. Beber alcohol puede cambiar el cerebro de tal manera que es más probable que las personas expresen sus opiniones, pero las consecuencias no siempre son claras, escribe LiveScience.
El alcohol tiene fama de ser el llamado suero de la verdad. El antiguo proverbio latino In vino veritas, que significa "La verdad está en el vino", es sólo uno de varios dichos que perpetúan la idea de que el alcohol es una especie de suero de la verdad. La frase se atribuye a Plinio el Viejo, un erudito, historiador y guerrero romano, aunque se pueden rastrear aforismos similares incluso más atrás, en la antigua Grecia. Pero, ¿el alcohol realmente hace que la gente diga la verdad o empieza a fantasear más? Los científicos decidieron comprobarlo.
Y la verdad, y las fantasías, y las tonterías...
El alcohol hace que sea más probable que digamos lo que pensamos. En algunos casos, esto puede ser cierto. En otros casos, puede ser lo que usted cree que es cierto mientras está intoxicado. Cuando esté sobrio, pensará y sentirá de manera diferente. Incluso la memoria funcionará de manera diferente.
Por tanto, la probabilidad de que alguien exprese su opinión después de unas copas es definitivamente mayor. Pero también existe la posibilidad de que lo que se dice estando borracho no sea cierto cuando la gente esté sobria. Aunque una búsqueda exhaustiva en Internet no ha arrojado ningún resultado de investigación directa sobre cómo el alcohol afecta la honestidad, los estudios sobre los efectos del alcohol en la personalidad, las emociones y la cognición ayudan a respaldar esta idea.
Por ejemplo, un estudio de 2017 describió cómo cambiaron las personalidades de los participantes después de beber alcohol. Los observadores externos notaron que el mayor cambio en la personalidad de los participantes después de beber fue que se volvieron mucho más abiertos con quienes los rodeaban. Hablaron más y probablemente hablaron más sobre ellos mismos.
El alcohol intensifica las emociones. Por tanto, la gente ríe más si pasa tiempo en buena compañía, y puede llorar más después de una cerveza si sus asuntos son tristes. Además, por un lado, las personas borrachas dicen lo que les viene a la mente en ese momento y, por otro lado, sus pensamientos y emociones están distorsionados, por lo que muchas veces es imposible tomar en serio lo que se dice.
