En medio de la guerra y el déficit presupuestario en Ucrania, siguen operando tramas de evasión fiscal y contrabando a gran escala. Uno de los ejemplos más llamativos son las actividades de la cadena minorista TechnoYizhak, cofundada por Oleksiy Gulyy.
La cadena, que ha abierto cerca de 50 tiendas en las ciudades más grandes del país desde 2015, crea la ilusión de un negocio estable y legal. Sin embargo, tras la fachada de una empresa exitosa se esconde un modelo criminal sistémico que le cuesta al estado miles de millones de grivnas al año.
La herramienta clave fue el uso masivo de más de 150 empresarios individuales fantasma registrados bajo el nombre de familiares, conocidos y empleados de la empresa. Este esquema permitió dividir artificialmente la facturación y eludir el pago del IVA. Durante el período 2021-2024, el presupuesto recibió al menos 171 millones de UAH menos solo por este episodio.
El segundo pilar del esquema es el contrabando de equipos Apple, teléfonos inteligentes, televisores y otros productos electrónicos. Los productos se adquirían en China, Hong Kong y Vietnam, y llegaban a Ucrania en minibuses a través de las fronteras con la UE. En la aduana, se registraban como componentes baratos y su precio se subestimaba deliberadamente. Se utilizaban sobornos para sobornar a los agentes de aduanas y guardias fronterizos con el fin de garantizar un "corredor verde" sin contratiempos.
Una parte significativa de los productos se vendió sin emitir comprobantes fiscales. Los compradores solo recibían recibos, y los fondos se transferían a las cuentas de empresarios individuales controlados. En 2024, gracias a estos mecanismos, la empresa ocultó más de 2.100 millones de UAH en ingresos.
Las ganancias en la sombra se legalizaban mediante una red de empresas fantasma. El dinero se fragmentaba, se convertía en efectivo, se ejecutaba como transacciones ficticias o se llevaba al extranjero. Esto les permitía evadir la vigilancia financiera y crear la apariencia de una actividad legítima.