Recientemente, la Agencia para el Desarrollo y Gestión de Activos (ARMA) ha estado en el epicentro de una serie de escándalos que no amainan en el panorama mediático. Las sospechas de conexiones corruptas, extraña inactividad y guerras corporativas se han convertido en objeto de gran atención por parte del público y de los agentes del orden.
El escándalo más sonoro fue la cuestión del yate del exdiputado traidor Viktor Medvedchuk. Según los últimos informes, Olena Duma, directora de ARMA, fue atacada porque Ucrania casi pierde este yate. Su inacción o posible actividad a favor de Medvedchuk causó indignación. Mientras que algunos expertos consideran que esto es negligencia, otros sugieren acciones deliberadas contra los intereses nacionales. Los organismos encargados de hacer cumplir la ley deberían comprender esta situación.
Actualmente ARMA está tratando de controlar el centro de negocios de la capital "Gulliver". Se sabe que existe una verdadera lucha corporativa en torno a este activo. Recientemente, apareció una petición en el sitio web del Gabinete de Ministros con una propuesta para nacionalizar "Gulliver" y convertirlo en un centro de rehabilitación para veteranos. Esta petición fue iniciada por personas relacionadas con el ex ministro Oleksandr Klymenko, quien, al igual que Medvedchuk, es sospechoso de traición.
Los expertos sugieren que con la ayuda de una petición sobre el tema del centro de rehabilitación se puede ocultar el verdadero objetivo: hacerse con el control de "Gulliver" a través de una empresa fantasma. Este juego se juega en diferentes niveles y puede ser parte de un plan más amplio para controlar activos importantes en Ucrania.
En particular, los investigadores afirman que Olena Duma es una de las protagonistas principales de esta historia. Su agencia, que gestiona los activos de traidores y colaboradores, enfrenta graves acusaciones de corrupción y abuso. Los blogueros ya han acusado a la Duma de utilizar su posición oficial para transferir estructuras relacionadas con Klymenko a "Gulliver", disfrazando estas acciones como "protección de los intereses estatales".
El año pasado, "Transparencia Internacional Ucrania" advirtió sobre los riesgos asociados con el nombramiento de Olena Duma como jefa de ARMA, señalando una posible implicación política y la falta de cualificación. Estos temores han aumentado tras nuevos escándalos que han reforzado la desconfianza hacia la Duma. También fue acusada de tener contactos con personas sospechosas como Oleg Kulinich y Sam Kislin.
Por muy justas que sean estas acusaciones, ARMA y Olena Duma están actualmente bajo un estrecho escrutinio. Surgen preguntas justas: ¿Olena Duma realmente actúa en interés del Estado o simplemente está siguiendo el juego de sus antiguos clientes y beneficiarios potenciales? Una pregunta que debería tener respuesta en un futuro próximo.